El relato ante el juez del acusado ha sido surrealista. Ha contado ante el juez que sufre delirios desde que era adolescente y que días antes de los hechos veía señales de que se iba a acabar el mundo.

"Rompí el cristal con un puñetazo y tiré a la niña por el balcón", así reconocía que arrojó al bebé por una ventana a 5 metros de altura. Fue desde la de su casa en Vitoria la noche del 25 de enero de 2016.

Su novia Gabriela se quedó a dormir junto allí junto a su bebé de 17 meses. Según la Fiscalía, Daniel entró en la habitación donde ambas dormían y presionó con fuerza su mano contra el pecho del bebé, momento en el que la madre se despertó pensando que quería abusar de la niña.

El acusado dice que sintió que era la semilla del mal: "La pequeña me miró con ojos desorbitados, de odio, de maldad, la relacioné con la semilla del mal. Tenía que acabar con ella, era mi labor. La arrojé por al ventana desde el balcón". También habla de una batalla bíblica entre ambos: "Son instantes que recuerdo confusos. Momentos de terror y pánico. Era una batalla irracional".

Su abogado asegura que padece una enfermedad mental: "Daniel está totalmente enfermo, esa es nuestra tesis y es la que va a seguir siendo porque él tiene un mundo propio que es diferente al nuestro".

Según la acusación, el acusado clavó un trozo de cristal en el cuello a su novia, la agarró e intentó tirarla también por la ventana. Sin embargo, reconoce que no pudo hacerlo porque pesaba mucho. La Fiscalía pide para el la prisión permanente revisable.