Algunos pasajeros se encontraban en el piano bar del barco cuando, de repente y sin previo, aviso sillas, mesas y el resto de mobiliario salieron rodando.

No sabían que el crucero, que viajaba por la costa este de EEUU, estaba siendo golpeado por una ráfaga de viento de 185 kilómetros por hora, parecida a las que provoca un huracán de categoría 3.

"Él abrió la puerta de la terraza y vio como una gran ola venía hacia nosotros. Cerró muy pronto y me dijo: 'nos tenemos que ir de aquí'", explica una joven.

Muchos pasajeros resultaron heridos "Vi sangre saliendo de los rostros de la gente, parecía una escena propia del Titanic. Daba mucho miedo", explica una de los pasajeras. A su llegada al puerto más cercano, ocho personas recibieron atención médica.