María tiene 22 años, es catequista y denuncia que el machismo está perjudicando a la Iglesia. "Nos llevamos las manos a la cabeza porque no hay jóvenes en las parroquias. ¿Cómo va a haber si el mensaje que transmitimos es machista?", apunta.

"Las mujeres tienen que limpiar la parroquia, las cortinas las tienen que llevar las mujeres a lavarlas, esas cosas a mí me parecen aberrantes", denuncia María.

Como ella, son muchas las mujeres que reclaman que se les escuche, tener voz y voto. Pero lo que se encuentran es lo contrario. "El poder cuando los hombres lo ejercen no es cuestionable, es bueno. Es más, lo llaman servicio. Cuando las mujeres queremos acceder a la toma de decisiones, nos dicen que queremos acceder al poder y que el poder no es evangélico", afirma Pepa Moleón, portavoz de 'Revuelta de Mujeres en la Iglesia'.

Por ello, piden algunos cambios, como poder oficiar misa. "Es llamativo que en las celebraciones siempre se habla en masculino, cuando hemos tenido eucaristías donde el 90% éramos mujeres", denuncia Pepa Moleón.

También piden acceder a los puestos reservados únicamente para hombres. "Creemos que es bueno para la Iglesia. Ahora la Iglesia vuela con un ala y con dos volaría mucho mejor", asegura Candela Arranz, voluntaria de un proyecto contra la trata.

Emma, teóloga, también denuncia que la Iglesia las deja atrás por el simple hecho de ser mujeres: "En aquellos lugares donde se forma a los sacerdotes, a los religiosos y a los laicos y laicas que quieren estudiar Teología, la proporción de mujeres es mínima",.

Lo de estas mujeres es una reivindicación global. Católicas de diferentes países se están uniendo para conseguir que el feminismo se abra paso también en la Iglesia.