Casimiro Villegas ha llegado al juicio entre aplausos y arropado por compañeros de profesión que han querido estar a su lado en uno de los días más difíciles de su vida. "Yo no soy un criminal", ha asegurado el expolicía de Sevilla antes de entrar a los tribunales.

Casimiro Villegas se ha sentado en el banquillo como un acusado más, junto a las cuatro personas que asaltaron su casa. Para él piden 20 años de cárcel; mientras, para los otros, entre tres y cinco años. Su abogado ha reclamado que "defender su casa" tenga esos resultados en España "con la legislación" que tiene el país.

Los acusados han asegurado que conocían a Casimiro, que en su casa tenía hachís y que fueron para reclamarle 15.000 euros que les debía por la venta de unos motores. "Casimiro se enfada cuando le hablamos de hachís, y ahí comenzó la pelea. Pensé que moríamos todos", ha declarado Raúl Pacheco, uno de los acusados.

Además, otro de los acusados ha declarado que no tenían intención de robar, y que tampoco llevaban armas: "La intención no era robar, solo acompañamos a Raúl y nos quedamos en el coche". Casimiro ha negado que les conociese y ha asegurado que bajó al salón tras escuchar unos ruidos cuando dormía junto a su mujer a las tres de la madrugada.

Además, el expolicía ha asegurado que uno de los supuestos asaltantes iba armado con una escopeta y que otro gritaba "dispárale y mátalo". El expolicía abrió fuego, dice, tras escuchar una detonación, en ese momento apuntó a la furgoneta y disparó, hiriendo a tres de los asaltantes.