Las siestas, los cambios de horario y un mayor número de horas de luz no son los mejores aliados para descansar por la noche. Pero, sin duda, uno de los mayores enemigos del sueño en verano son las altas temperaturas. ¿Cuál es la razón? Si la temperatura del ambiente es cálida, el calor del cuerpo no sale al exterior, por lo que sentimos sensación de sofoco.

Así es imposible que el cuerpo se relaje y, mucho menos, lo haga el cerebro. "A partir de 26 grados nuestro cuerpo se pone en alerta y dice: no puedo dormir", afirma Magdalena Pérez, responsable de estilo de vida en Carmen Navarro. No dormir también provoca fatiga, uno de los principales motivos de mortalidad por accidente de tráfico en España.

Bajo los efectos del calor dejamos de ver un 30% de las señales de tráfico, aumentan los errores en las percepciones de la distancia y la velocidad en un 68%. Pero, sobre todo, aumenta el riesgo de tener un accidente de tráfico en un 12%. Antonio Lucas, doctor en seguridad vial, advierte de sus síntomas: "Sequedad en los ojos, calambres musculares, empezamos a no recordar los últimos kilómetros y entramos en un modo automático de conducción".

También, uno de los problemas del verano es el 'jet lag', el cambio del huso horario hace que perdamos el ritmo interno. Como terapia, a la vuelta de vacaciones lo mejor es reeducar el sueño. Magdalena Pérez afirma que "estimulamos también nuestra melatonina, que es en realidad la hormona que nos enseña a dormir, y lo que hacemos es conseguir un estado de bienestar placentero".

Cenar ligero, acostarnos a la misma hora y dormir en completa oscuridad y silencio son los principales consejos que recomiendan los expertos para tener una buena higiene del sueño.