Detrás del tremendo caos desatado en el aeropuerto de Múnich hay un español, en concreto, un joven turista que venía de Bangkok. Hizo escala en la ciudad alemana, se desorientó y terminó abriendo una puerta que no debía. Las consecuencias: 1.800 pasajeros en tierra, 200 vuelos cancelados y todo un aeropuerto en alerta máxima antiterrorista.

No se trata de algo tan raro, aquí pasa de forma habitual. Pasajeros despistados que se saltan el control de seguridad y acceden por puertas restringidas. Se trata de puertas de no retorno que suelen estar en las zonas de tránsito de pasajeros

"En Madrid-Barajas también están preparados para eso", detalla Soledad Risco, del sindicato de seguridad ATES. "Hay pasajeros que se salen de la zona de conexión, una vez que se salen, si acceden a una zona restringida hay medios de seguridad que activan la alarma ante estas circunstancias", explica.

Sin embargo, si se identifica y se interroga rápidamente al pasajero, no se cancelan vuelos.

El turista, del que poco más se sabe, ya está en España. Las autoridades alemanas podrían pedir algún tipo de responsabilidad civil, pero es casi imposible que se enfrente a un delito penal por atentar contra la seguridad nacional

"Para que hubiese ese delito haría falta que hubiese violencia y dolo", explica el abogado penalista Luis Alfaro, que indica que en principio "se podría hablar de una imprudencia o una negligencia por parte de este joven".

Es la segunda vez que pasa lo mismo en el aeropuerto de Múnich, la anterior fue el verano pasado. Una pasajera se equivocó y 300 vuelos terminaron cancelados.