Krisley, de nueve años, sonríe. Está contento y tranquilo, sabe que el miércoles llegará a España, a puerto seguro. "La gente gritaba y tenía miedo", relata el pequeño.

Miedo a Libia. Por eso, cuentan, prefieren morir en mar. Otros descansan, agotados tras horas forcejeando con el agua del Mediterráneo. Todos están ya a salvo y todo gracias a que alguien estaba allí para ver y quiso mirar.

"Hemos rescatado a 60 gracias a unos prismáticos de 50 euros. Hemos llamado a las autoridades italianas y no sabían nada. Hemos llamado a los libios y no nos han atendido. En Malta e Italia no quieren saber nada. Libia dice que preguntemos por nuestra bandera", relata Oscar Camps.

España ha autorizado su desembarco. Atracarán en Barcelona dentro de tres días. En el Open Arms se respira alegría y agradecimiento.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que también ha agradecido al Gobierno de Sánchez la rapidez de la gestión, asegura que la ciudad está preparada para recibir a los migrantes.

Al Open Arms le quedan tres largos días por delante. Van con el combustible justo. Italia no les deja atracar para repostar, pero cuentan con toda su ilusión y con el apoyo del 'Astral', que navega a su lado.