Sandro Marín es el propietario de Magrudis, la empresa que está detrás de la marca La Mechá. Detrás de él estaría su padre, según ha publica El País le habría utilizado de testaferro de la empresa cárnica.
La Mechá se fundó en 2013, cuando Sandro tenía 21 años y todavía estaba en la universidad. Entonces publicaba mensaje en sus redes sociales diciendo que no tenía dinero. El mismo año que su padre le habría puesto al frente del negocio.
El consejero de Sanidad de la Junta de Andalucía, tildó de "magnífica labor" la actuación de la empresa desde que se decretara la alerta sanitaria por el brote de Listeria.
"La empresa ha sido localizada, a la cual le agradezco la magnífica labor que ha hecho", afirmó Jesús Aguirre, consejero de Sanidad de la Junta de Andalucía el 16 de agosto.
Es más, hasta llega a hablar de "mala suerte" en una entrevista, lo que ha desatado las críticas de la oposición.
"Se deshace en elogios hacia la empresa, están más preocupados por su reputación y por la de la empresa -ellos sabrán por qué-, que por la salud de los andaluces", ha afirmado José Fiscal, portavoz del PSOE-A en el Parlamento andaluz.
El padre de Sandro, José Antonio Marín Ponce, es un empresario sevillano, que ha estado vinculado según ha sabido laSexta, a al menos, cuatro sociedades más desde 1993. Todas ellas relacionadas con el sector alimentario. Tres de ellas habrían cerrado tras declararse en banca rota y la cuarta permanece activa con impagos.
El empresario no aparece en los documentos de Magrudis, por lo que toda la responsabilidad recaería en su hijo.
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