Judith e Ignacio no podían tener hijos. A ella le quitaron el útero y en busca de su sueño por tener una familia acudieron a una gestante, al vientre de otra mujer en Estados Unidos.

En España, la gestación subrogada no está permitida ni regulada. Judith Rodríguez explica que "es poner trabas a familias que desean tener hijos a la hora de legalizar la situación del niño, a la hora de darles las prestaciones que les corresponden..."

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Las asociaciones feministas están en contra de esta práctica. Denuncian que se mercantiliza el cuerpo de la mujer. Yolanda Besteiro, presidenta de la Fundación de Mujeres Progresistas, afirma que "detrás de los vientres de alquiler hay un negocio lucrativo, no se puede tratar a la mujer como si fuera un objeto de usar y tirar".

Ciudadanos está trabajando ya para impulsar una ley que legalice la maternidad subrogada. Pide que sea altruista, que no haya beneficio para nadie. También Podemos está a favor de legislar, siempre que la gestación sea altruista y que se prioricen los derechos de las gestantes.

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En el Partido Popular, tradicionalmente en contra, hay voces a favor, como la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes y desde el PSOE están en contra de que las mujeres de países empobrecidos alquilen sus úteros a través de agencias que se enriquecen haciendo negocio con su cuerpo.

"Esto no es un problema de izquierda y derecha, sino un problema de derechos de familia", sostiene Antonio Vila-Coro, presidente de la Asociación 'Son Nuestros Hijos'. El debate profundo que se necesita podría darse en esta legislatura.