Los autobuses del Samur Social normalmente trasladan a los usuarios del Programa Municipal de Atención a Personas sin Hogar. "Me tocó recurrir a esto porque no tengo un empleo", cuenta un hombre.
Hoy en día también son muchos los solicitantes de asilo que llegan a España y se ven abocados a utilizar este servicio. "Una de las cosas que nos decía la trabajadora social del Ministerio era que, si no tenías sitio donde quedarte o alojamiento, asumieras la campaña de frío", expresa otro hombre.
Las instituciones competentes están desbordadas. "Una vez que llegamos el asombro es grande porque hay todas las nacionalidades, desde asiáticos a rumanos o paquistanís, venezolanos, argentinos, colombianos", señala un hombre solicitante de asilo.
Se viven situaciones límite al tener que dormir en la calle. Por eso, hay quienes buscan ayuda en instituciones privadas. Un hombre cuenta que en su caso "está más complicado porque priorizan familias con hijos", familias como las de Marisol y Chrisnery.
Marisol recuerda que en el Samur les dijeron que tenían que apuntarse "en una lista", mientras que Chisnery dice que "no había manera" de recibirles. Fue entonces cuando fueron acogidas por la Fundación Mensajeros de la Paz.
"El tiempo que tienen de estancia tienen que intentar buscarse la vida para ver dónde van a ir a vivir", indica Juan Fuentes, de la Fundación Mensajeros de la Paz.
"No solo es el cobijo y la alimentación que nos dan, sino ese tiempo de transición"
Mientras tanto, hacen de la fundación su hogar. "Cada familia tiene una actividad semanal para mantener nuestro hogar, porque esta es nuestra casa", explica Marisol. Chrisnery, por su parte, señala: "No es solamente el cobijo y la alimentación que nos dan, sino ese tiempo de transición". Transición que ellas, al igual que ellos, tratarán de transformar en un digno porvenir.