2.183 hectáreas de monte quemado supone un drama que pudo ser mucho peor para el pueblo de Cenicientos en Madrid. Y es que uno de sus tesoros podría haber ardido. Se trata de uno que está bien escondido: el bosque sagrado de Cenicientos.
Este bosque se encuentra a pocos kilómetros del pueblo y está presidido por una piedra singular: la piedra escrita.
A simple vista podría parecer una roca común, muy grande, pero común al fin y al cabo. Aunque a medida que nos acercamos vamos descubriendo el entorno que la rodea y nos damos cuenta de que la roca es de todo menos común. Tiene más de cuatro metros de alto y señalaba un lugar de culto a la naturaleza. Un lugar que veneraron celtas, íberos y romanos.
Todo el entorno está salpicado de restos arqueológicos, pero la plaza central donde está la piedra, es el centro neurálgico.
Mercedes Pullman, vicepresidenta de la Sociedad Española de Antropología, afirma que "esta piedra se ve desde diferentes puntos cardinales. Creo que era un lugar sagrado".
Aquí se rindió culto a diferentes dioses y diosas. Hay incluso un verraco en el lugar que podría estar relacionado con los Toros de Guisando. Por eso, su conservación es tan importante.
"Es uno de los pocos yacimientos arqueológicos que se conservan en su lugar original y esperamos que ahora, que estamos trabajando en un proyecto importante y ambicioso por parte de la Comunidad de Madrid, Patrimonio y del Ayuntamiento, se declare Bien de Interés Cultural", señala la alcaldesa de Cenicientos, Natalia Núñez Jiménez,
Para que así, el bosque sagrado de Cenicientos siga durante muchos más siglos rindiendo culto a la Naturaleza.
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