"En este patio llegamos a ver a un grupo de americanas que montaron una piscina de cuatro metros de diámetro y se bañaron desnudas ahí abajo", comenta Luis García, un vecino afectado. Mientras, otra vecina afirma que hay mucho ruido: "A mí no me importa porque vivo sola, pero entiendo que si alguien vive con su familia, es un infierno".

Cansado de ruidos, aglomeraciones y por temor a que peligrase la seguridad, Luis denunció la situación porque "si sucede algo, un accidente o un incendio, puede ser muy grave".

Finalmente, el Ayuntamiento de Madrid decidió clausurarlos. Asegura que no cumplen los parámetros mínimos de ordenación urbana ni las condiciones de seguridad contra incendios.

La compañía responsable de las viviendas asegura que se trata de viviendas de uso turístico y no apartamentos turísticos, por lo que no es competencia del Ayuntamiento, sino de la Comunidad de Madrid. Aseguran haber recurrido y reclamarán responsabilidades patrimoniales.

Los vecinos aseguran no estar preocupados por el alquiler turístico, sino porque conviertan su edificio en un hotel encubierto.