La plusmarca anterior, de una hora, 53 minutos y diez segundos la ostentaba el chino Jin Songhao.

"En cuanto al tiempo, todo ha ido muy bien, y al final ha ido incluso siempre mejor. Pero en esos momentos debes encontrar el mejor momento para terminar. Porque sino las cosas empeoran más rápidamente de lo deseado", explicó Köberl.

Las altas temperaturas que soportó Viena con más de 30 grados fueron un problema añadido, puesto que la cabeza del 'hombre de hielo', como lo llaman en Austria, se vio expuesta a temperaturas mayores que el resto de su cuerpo.

Sin embargo, la mayor dificultad que afrontó durante la prueba tuvo que ver con sus manos. "A la segunda vez que echaron más hielo se me taparon las manos, que pueden estar libres en la prueba, y eso dolió un poco y ahora siguen estando como dormidas", contó el austríaco, que trabaja como funcionario en un ministerio.

Para controlar su estado de salud, un sanitario medía con un termómetro la temperatura corporal de Köberl, cada 25 minutos durante la primera hora, y cada cinco a diez minutos a partir de entonces. La temperatura de su cuerpo debía mantenerse siempre por encima de los 32 grados.

Tras la primera hora, Köberl registró una temperatura mínima de 34,3 grados, pero posteriormente logró subirla hasta los 35 grados.

"Es un método investigado muy bien por Vim Hof; si uno se concentra y mantiene la respiración y el oxígeno, entonces el cuerpo logra recuperarse", explicó el deportista.

Para supervisar y ratificar este intento, Köberl estuvo acompañado de un abogado y un testigo oficial. El intento tuvo que ser grabado además desde varios ángulos para certificar en cada momento la validez del récord.

Una vez lograda la nueva plusmarca, Köberl ya tiene en mente su próximo reto. "El año próximo quiero batir en el glaciar de Hintertux, Tirol, el récord mundial en nadar una milla en agua helada. Eso es nadar 1.609 metros a una temperatura del agua cercana a un grado bajo cero", confesó.