El amor no entiende de fronteras, pero llegó el coronavirus y, con él, las restricciones a los viajes. Es lo que les ha ocurrido a Jordi y Claudia, español y chilena, que se conocieron hace un año y medio en Chile.

Surgió el amor y han tenido que mantenerlo a distancia, pero las limitaciones por la pandemia no les han permitido reencontrarse este verano, como habían planeado.

"Ya llevo tres vuelos cancelados y literalmente ha sido una pesadilla", lamenta Claudia, que reconoce que "con todo esto que está pasando, lo que uno más necesita es una pareja al lado". "Hay una parte de contacto personal, de estar juntos, que está costando mucho", admite por su parte Jordi.

Algo parecido le ocurre a Gemma, que lleva tres años de relación con Benjamin, que vive en Estados Unidos. Como la situación tampoco les permite volver a verse, ha iniciado una petición en Change.org: que las parejas binacionales no casadas también tengan derecho a reencontrase.

Piden que sus parejas de terceros países también puedan entrar en la UE, aunque no estén casados

"Dejan entrar turistas de Reino Unido, de la Unión Europea, sin cuarentena, sin PCR. Pueden entrar sin problema y luego nuestras parejas que provienen de terceros países, catalogados como más o menos peligrosos, no pueden entrar presentando ni siquiera una PCR", denuncia la joven.

"Yo entonces me pregunto, ¿y mi salud mental? ¿Todo lo que yo estoy sufriendo no son motivos de salud pública también?", plantea.

"El amor no es turismo" es el nombre de este movimiento y ya hay nueve países que lo han escuchado y permiten estos reencuentros, hasta ahora prohibidos por razones de salud pública: Dinamarca, Noruega, Holanda, República Checa, Islandia, Austria, Suiza, Finlandia y Alemania.

Para ello suelen exigir una declaración jurada de la persona que acoge, pruebas de que existe una relación larga y una PCR y cuarentena a su llegada. Condiciones que a los protagonistas de estas historias no les importaría cumplir con tal de que este virus deje de mantenerlos tan alejados.