Los primeros policías que atendieron a la joven lo relataron ante el juez: la joven tenía marcas rojas en la cara. Similares a las que se producen cuando se ejerce una fuerte presión con las manos sobre las mejillas. Además, los vídeos la graban con los ojos cerrados durante toda la secuencia.

Unas imágenes que demuestran como fue manipulada y manoseada, con una actitud totalmente pasiva. "La denunciante adopta un rol pasivo sin tomar iniciativas en los actos de índole sexual", apunta el informe policial.

Una conclusión que comparte la psicóloga, así lo plasmó en su informe. La víctima tiene estrés postraumático, el mismo que sufren las mujeres que han sido violadas.

Todos la dejaron abandonada, tirada y desnuda en el portal y, además, le robaron el móvil. Un final de fiesta que no encaja con el de un grupo de jóvenes que han disfrutado de una relación sexual supuestamente consentida.

Ella no recuerda qué paso, lo recoge el informe del servicio de Ginecología del hospital: "La joven tiene recuerdos confusos, no puede concretar el número de veces (...) Sabe que le bajaron los leggins, pero cree que no llegaron a quitarle la ropa interior". Lo hicieron, según el informe forense.