Si piensas en las veces que has limpiado en la última semana, seguro que la respuesta es más que antes del confinamiento. El miedo a que el virus entre en nuestra casa cuando volvemos de hacer la compra, por ejemplo, hace que limpiemos más de lo habitual. Pero hay que tener cuidado con cómo lo hacemos. La semana pasada, el Instituto Nacional de Toxicología alertaba sobre el incremento de intoxicaciones relacionadas con el mal uso de lejías y otros desinfectantes de superficies. Ahora bien, ¿por qué limpiamos más?

La respuesta es aparentemente fácil: queremos hacer desaparecer al bicho. "Te lo dice la gente: quiero intentar eliminar esto. Dice Sanidad que con agua y jabón, pero yo no me fío, lo que quiero es limpiar con más productos para que el bicho se vaya antes", relata a laSexta José Luis Conejo, médico y jefe del Servicio de Información Toxicológica del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.

Así que, por ese afán de 'matar al bicho', muchas personas terminan incluso poniendo en riesgo su salud y mezclando productos de limpieza. Sin embargo, detrás de la intención de librarse del virus hay una explicación psicológica relacionada con la situación de incertidumbre que vivimos, pero también con la persona que somos o en la que nos hemos convertido en estas semanas.

Controlar lo incontrolable

Para Vanessa Fernández, doctora en Psicología y docente de la Universidad Complutense, esta obsesión por la limpieza está relacionada con la situación de "descontrol total" que estamos viviendo. "Sentimos que no podemos controlar nada y buscamos estrategias que nos permitan creer que somos capaces de controlar más de lo que podemos", explica en una conversación telefónica.

Compramos productos de limpieza y limpiamos porque es la única forma que tenemos de controlar la situación. Fernández explica que también lo hacemos por "imitación", porque si todo el mundo compra lejía o amoniaco, seguimos sus pasos: "El aprendizaje vicario u observacional es una estrategia vital y así se han desarrollado muchísimas conductas humanas".

Cuando vamos al supermercado y vemos que todos están comprando grandes cantidades de productos de limpieza, pensamos que lo hacen porque son buenos, los adquirimos y utilizamos. Incluso parece que hemos vuelto a repetir conductas que hacían nuestras madres o abuelas hace años. Por ejemplo, el vinagre es uno de los productos que más se están mezclando con otros, según los datos extraídos por el Servicio de Información Toxicológica. "Estamos volviendo a la época pretérita en la que el vinagre se utilizaba como medio de desinfección, y no es el caso, es un ácido acético. El vinagre es para las ensaladas", sentencia el doctor Conejo.

El miedo es bueno, pero cuidado con él

El miedo está jugando un papel esencial en estos momentos de incertidumbre. "Es el miedo el que va a hacer que te pongas mascarilla o mantengas las distancias sociales… que tengas una conducta de prevención y protección, coherente y constructiva", asegura la psicóloga Blanca Plaza a laSexta.

Tener miedo es bueno, nos hace extremar las medidas de higiene y estar alerta para no contaminarnos, el problema viene cuando el miedo es demasiado frecuente, intenso o duradero, cuando se convierte en ansiedad, como explica Fernández.

Para evitar el miedo excesivo que nos empuja a limpiar de forma compulsiva hasta llegar a quemarnos las manos, o incluso intoxicarnos por el exceso de vapores tóxicos que desprenden los productos, las psicólogas recomiendan usar más la racionalidad e informarse de cómo utilizar cada producto de limpieza de forma adecuada.

¿Qué hacer ante una intoxicación?

Cuando un producto tóxico nos salpica o nos cae en la piel y nos produce cualquier tipo de dermatosis, dermatitis, irritación, picor o rubefacción en la zona, hay que "limpiar abundantemente con agua a chorro", explica el jefe del Servicio de Información Toxicológica. Además, se puede aplicar jabón en la zona y hay que finalizar con una loción hidratante.

Si hemos inhalado demasiados vapores de un producto tóxico, el doctor asegura que lo más importante es abrir bien las ventanas, para provocar corrientes de aire. Además, es recomendable cambiarse de ropa para eliminar los vapores que pueden haber quedado en los tejidos e incluso ducharse: "Si el ahogo es de gran magnitud, la recomendación es ir a la ducha para inhalar vapores de agua hervida".

La intoxicación puede ser más o menos grave dependiendo del tiempo de exposición al que se haya estado sometido al tóxico; en caso de los productos de limpieza, no tiene por qué ser muy elevado: "No tienes por qué estar expuesto veinte minutos a lejía con amoniaco [para intoxicarte]", dice el experto, que insiste en que si se siente cualquier tipo de síntoma, se debe dejar de hacerlo inmediatamente.

* A través del teléfono 915 620 420, disponible 24 horas al día los 365 días del año, el Servicio de Información Toxicológica atiende las consultas sobre intoxicaciones y exposiciones a sustancias tóxicas procedentes de toda España. El servicio está atendido por médicos facultativos y forenses, respaldados por un equipo de documentación farmacéutica.