En España hay una treintena de ecoaldeas, pequeñas comunidades rurales basadas en la economía circular y el respeto por el medio ambiente. Una de ellas es la de Valdepiélagos, situada entre Madrid y Guadalajara, que cumple ahora 25 años.

Las casas de esta ecoaldea están fabricadas con materiales ecológicos y placas fotovoltaicas que las abastecen de energía. Para alimentarse, sus habitantes utilizan el agua de lluvia almacenada en aljibes y los huertos que proporcionan hortalizas, frutas y verduras.

Víctor Torre fue uno de los fundadores de la ecoaldea de Valdepiélagos. Asegura que desde entonces ha estado llevando a cabo una serie de hábitos de vida que hacen que la huella ecológica de los habitantes de la aldea sea mucho menor que una familia media.

Vive a solo 50 kilómetros de Madrid, en el límite de la España vaciada, pero apenas viaja a la capital. Además tanto él como su pareja son veganos, por lo que su huerto produce casi todo lo que necesitan.

La economía de la ecoaldea es circular, por lo que la tribu, como se hacen llamar, está formada por diversos miembros que cumplen sus funciones. Raquel y Roberto son artistas, la pandemia les ha obligado a reinventarse y ahora imparten cursos online, mientras que Angelines y Luis, octogenarios, cambiaron su vida en un chalet junto al Parque del Retiro para poder vivir en armonía con la naturaleza.

Los aldeanos también han sido testigos de cómo la pandemia ha sido menos cruel en Valdepiélagos que en otros lugares. Sin embargo, en toda España solo existen 30 comunidades similares a esta ecoaldea, hecha, en efecto, por todos esos pequeños detalles que sirven para luchar contra el cambio climático.