Neumáticos en Seseña o cartón y plásticos en Córdoba. Se podría seguir así hasta contar los 50 incendios que se han registrado en plantas de reciclaje en lo que va de año. Unos fuegos que, para los ecologistas, no son casualidad. "Puede haber detrás de esto un negocio porque es muy difícil explicar todos estos accidentes", ha destacado Juan López de Uralde, diputado de Equo-Unidos Podemos.

En esta línea se mueve también la opinión de Carlos Arribas, coordinador del Área de Residuos de Ecologistas en Acción, que apunta a que esta situación viene de la mano de "mafias organizadas que están interviniendo en este mercado de los residuos". Ese supuesto negocio consistiría en obtener beneficios en la recogida de los residuos para su posterior tratamiento. Pero como reciclar supone costes, algunas empresas no lo llevarían a cabo.

"En algunos casos, es evidente que para los gestores resulta más fácil deshacerse de esos residuos provocando o consintiendo un incendio de los mismos", ha insistido Arribas. La cifra de incendios en plantas de tratamiento de residuos no para de crecer. En el año 2012 se produjeron diez fuegos, 32 en el año 2016 y 53 en lo que va de 2017. "Los datos no muestran una tendencia natural, que significaría que unos años sube y otros años baja", critica López de Uralde. Prácticamente, en todas las comunidades españolas ha habido un fuego este año.

Los ecologistas dicen que la impunidad con la que campan los delincuentes medioambientales facilita este tipo de incendios. "Eso está ligado también con los bajos niveles de inspección de las administraciones. No controlan muchas veces las administraciones qué se hace exactamente con los residuos", precisa Arribas. Además, ver cómo el trabajo de separar y reciclar en casa se convierte en humo y cenizas, desanima a los ciudadanos.