La sequía extrema que está viviendo gran parte del mundo unida al gran aumento de incendios y al calor abrasador está comenzando a afectar de forma negativa a los jóvenes.

Los problemas que asolan el mundo han provocado que el 56% de los adolescentes, según una encuesta de 'The Lancet', sufran ecoansiedad. Un problema que surge debido a que creen que la humanidad está condenada.

Sin embargo, muchos de ellos intentan transformar esa ecoansiedad en acción y compromiso frente al calentamiento global y a esa visión aterradora del futuro.

Sara pertenece a este grupo de jóvenes que han llegado a sentir angustia y ansiedad ante un futuro que imaginaba apocalíptico. "Todo lo que haces en tu día a día sientes que no vale para nada, sientes que el tiempo se va. Conozco a muy pocas personas que no hayan sentido ecoansiedad alguna vez", nos comenta.

Lo cierto es que los jóvenes se han convertido en los más vulnerables. Un estudio realizado por investigadores españoles ha medido el grado de ecoansiedad entre adolescentes de 11 a 20 años. "Más del 50% de las personas creen que hay un riesgo grave de que se produzcan efectos irreversibles en la forma de vida de la especie humana", nos explica José Antonio Corraliza, Catedrático Psicología Ambiental UAM.

Pese a todo, es posible acabar con esta sensación. En su caso, Sara consiguió encontrar la solución pasando a la acción. Se ha hecho voluntaria de Greenpeace, consume menos carne y lácteos, compra menos ropa y recicla todo lo que puede.

"Ahí es cuando dejas de sentir ecoansiedad y empiezas a sentir algo parecido a la ecoempatía", explica. Una opinión que comparte María, que ahora es voluntaria de Ayuda en Acción tras vencer su miedo al futuro buscando la respuesta en el presente. "Debido a este agobio, esta preocupación que tenía, decidí cambiar ciertos hábitos de mi vida".

La avalancha de mensajes catastrofistas puede conducir a la ecoparálisis, algo que, según los expertos, es importante poder evitar. "Promover experiencias positivas de contacto con la naturaleza. Es el amor a la naturaleza y no el miedo a la pérdida lo que va a hacer que cambiemos", nos indica José Antonio Corraliza.

Por tanto, nada mejor para acabar con la ecoansiedad que cambiar hacia hábitos que ayuden al porvenir del planeta y que nos hagan sentir mejor.