Desde hace una semana Bakary, un temporero somalí, ha convertido una zona de Logroño en su hogar. "En la estación es muy complicado porque no hay sitio para vivir y dormir bien". Es el drama por el que pasan muchos de los inmigrantes que acuden a Logroño atraídos por la vendimia. Un trabajo al que, sin papeles y sin contratación en origen, no van a poder acceder.

"La picaresca existe cuando el efecto llamada trae a más gente de la que se necesita acaban en la calle", afirma Juan Carlos Alfaro, Secretario general de UGT-FICA.

Cada año, durante la vendimia, los vecinos de esta zona de Logroño se encuentran con el mismo problema. Centenares de temporeros deambulando por la zona en busca de una jornada de trabajo.

Una especie de campamento improvisado que genera incomodidad a los vecinos. "El otro día tenían todos los colchones ahí fuera y daba mala impresión", comenta una vecina. "Hacen sus necesidades en cualquier lado", añade otra vecina.

Los más afortunados acuden diariamente a un polideportivo para ducharse, dormir y guardar sus pertenencias. El Ayuntamiento pone a su disposición 160 camas. Paloma Corres, concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades afirma que se hace todo lo posible: "Tenemos brigadas de limpieza de refuerzo", sentencia Corres.

De la alimentación se encargan los voluntarios del comedor solidario. Pero hasta que concluya la vendimia, ellos seguirán lavando y tendiendo la ropa en plena calle.