La sequía y el intenso calor hace que nuestras reservas hídricas cada vez sean menos. Sin embargo, mientras estamos en plena sequía, en la mayoría de las playas españolas siguen utilizándose las duchas públicas sin ningún tipo de control.

Una situación que tiene lugar mientras en otros lugares cada vez se aplican más restricciones por la falta de agua. Un hecho que ha provocado un intenso debate sobre si deben seguir utilizándose o no.

"Mi abuela lo paga con sus impuestos y creo que es un recurso que deberíamos poder usar todos", explica una persona que defiende que en la playa se puedan seguir usando las duchas.

Sin embargo, en aquellos municipios con restricciones la opinión es bien distinta. "Casi no podemos ni tirar un litro de agua a los cultivos y en otros sitios...", se queja una de estas personas afectadas por las restricciones.

Los cierto es que nuestra reserva hídrica está al 41%, 16 puntos por debajo de la media de la década. En la cuenca de Guadalete Barbarte, la que riega Cádiz, el dato es dramático, y es que es el más bajo de España. No llegan al 19% de agua embalsada.

De hecho, las duchas de la playa de Cádiz han cerrado hoy. "Se pretende con esta medida un objetivo de ahorro del 0,6%", indica Juan Carlos Martín Múgica, director del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Cádiz.

A 750 kilómetros de allí, en Gandía, el agua corre, aunque es cierto que en la zona los embalses están casi al 52%.

Sin playa y con la cuenca catalana interna al 27%, las cosas se ven de otra forma. En Riudecanyes, en Tarragona, las fuentes públicas están cerradas. Las restricciones limitan el agua a 200 litros por persona al día.

Una situación que muestra el fuerte contraste entre unas zonas y otras y que hacen que tomemos conciencia de la importancia de no derrochar agua.