La asociación profesional representativa en el Consejo de la Guardia Civil se ha posicionado sobre el atraco que ha tenido lugar en la localidad asturiana de Cangas de Onís, con el resultado de un agente herido de bala en un brazo, un atracador detenido y otro muerto, que se suicidó dentro de la sucursal.

El colectivo ha mostrado su agradecimiento al Hospital de Arriondas "por el dispositivo montado en previsión de tener que atender a víctimas de este hecho" y a los ciudadanos que "colaboraron activamente prestando dos chalecos antibalas a los agentes que formaban parte del dispositivo". Por eso, el sindicato ha mostrado su "profundo agradecimiento" a estos ciudadanos, "en lo que nos parece tremendamente lamentable".

"Ello es un indicador de que no había suficientes chalecos para todos los componentes del dispositivo", han afirmado. Así, la unión ha demandado "una vez más" la dotación de chalecos individuales para cada agente. "No podemos seguir ni un minuto más vendidos en las calles, al albur de la suerte o de que los propios ciudadanos sean quienes generosamente nos presten elementos de seguridad tan vitales como son en este caso los chalecos antibalas", han opinado.

Desde el sindicato han dado su "sincera enhorabuena" a los agentes que participaron en el dispositivo. "Estamos muy orgullosos de todos ellos, pues han demostrado un arrojo y profesionalidad dignas de mención y que sin duda contribuyen a engrandecer nuestra institución", han sentenciado. Además, han demandado un reconocimiento individual para los agentes que acudieron en primera instancia al lugar de los hechos, "incluso en su día libre", y a un policía local de Cangas de Onís, "que en esta ocasión dieron más de lo exigible".

Tras el tiroteo, se amplió la zona de seguridad y se trasladó a más efectivos de las fuerzas de seguridad, desde la Policía Judicial a agentes de Tráfico. Un negociador estableció comunicación con el atracador que seguía en el interior. Tras mantener varias conversaciones, los tres rehenes fueron liberados. No tenían ninguna lesión pero fueron evacuados a un centro de salud para cerciorarse. Poco después de que los tres rehenes salieran a la calle, desde el exterior se escuchó un disparo en la sucursal de Liberbank.

El operativo de seguridad decidió entonces que un grupo de tres agentes entrase en la oficina por una puerta trasera para comprobar qué había pasado. Estos efectivos pudieron comprobar que el atracador estaba tendido inmóvil en el suelo. Se había pegado un tiro. El personal de la UVI móvil comprobó que no había fallecido, a pesar de la gravedad de las lesiones.

Los esfuerzos por estabilizarle no dieron resultado y tuvieron que certificar su muerte una hora después de la liberación de los rehenes. El atracador detenido era un vecino de Burgos de 43 años, mientras que el fallecido, de 59 años y natural de Miranda de Ebro.​