Hoteles y tiendas de la zona cercana al atentado se volcaron desde el primer momento para ayudar a la gente. Les acogieron, les dieron comida y les tranquilizaron. "Un hotel nos facilitó una habitación para pasar la noche", comenta uno de los afectados. Como un bar que repartió comida entre las decenas de personas que se refugiaron en su local.
Además, durante la madrugada del jueves al viernes, los vecinos ofrecieron comida y bebida a los conductores que se quedaron atrapados en las rondas de Barcelona. En los hospitales, colas inmensas para donar sangre. En pocas horas, el Banco de Sangre de Barcelona ya tenía todas sus reservas llenas.
Interprétes y psicólogos ofrecieron su ayuda a las víctimas y sus familias. "Desde el colegio de psicólogos, colegio de trabajadoras sociales, entidades sociales de la ciudad se han puesto a disposición de Barcelona para ayudar en lo que sea necesario", dice Laia Ortiz, teniente alcalde de Barcelona.
Las redes sociales fueron clave, se creó el hashtag #BedInBarcelona para que la gente ofreciese su casa a quien no tuviera donde dormir. Como Miguel, que acogió a una familia de franceses. "Hoy ya no duermo solo. Se viene una familia de franceses a casa con dos niños aterrorizados. ¿Qué peli y cena especial hacemos?", escribió Miguel en un tuit.
Los taxistas y Cabify dejaron a un lado sus reivindicaciones para llevar gratis a los ciudadanos que lo necesitaban. Los vecinos de Barcelona aplaudían a los Mossos por su labor durante el atentado. Todas estas muestras han sacado el lado más solidario de la gente que está dispuesta a ayudar en todo lo que sea posible.