Vivir en 'minipisos' se ha convertido en algo habitual en las granes ciudades. Cada vez son más los que, por motivos económicos, tienen que vivir en viviendas más parecidos a una caja de zapatos que a un domicilio.

Se trata de inmuebles de unos 30 metros cuadrados como mucho que, normalmente, parten de otro mucho más grande. Segregar viviendas para sacar mayor rentabilidad alquilándolas es una práctica cada vez más habitual. Siempre, con unos criterios mínimos, ya que hay que adaptarse a las posibilidades del inmueble inicial.

Según el Instituto Nacional de Estadística, cada vez hay más personas que viven en casas de 30 metros cuadrados o menos. Concretamente, son 167.000 hogares, un 231% más que hace 10 años.

Alejandro Inurrieta Beruete, economista, ha explicado que "la demanda más importante ahora mismo es de viviendas pequeñas, asequibles". Sin embargo, advierte: "Estas viviendas pequeñas son carísimas".

Lo cierto, dicen los expertos, es que hay un cambio social: cada vez hay más demanda de pisos más pequeños porque la tendencia a vivir solos aumenta, pero también es cuestión de dinero. Dámaris Barajas, directora de Planificación de Provivienda, ha explicado que los salarios bajan, "pero sí sube el precio de la vivienda", lo que propicia estos alquileres.

Asimismo, los precios de los alquileres han vuelto a subir. Julio alcanza el máximo histórico con 952 euros de media. "En grandes ciudades la vivienda alcanza precios tan exorbitados los pocos que pueden acceder a alquilar vivienda con los salarios que hay deben ser viviendas minúsculas", ha indicado el experto.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que vivir en pisos con espacios tan reducidos puede tener consecuencias: "Cuando el derecho a la vivienda, en condiciones de habitabilidad adecuadas no está garantizado, tiene consecuencias en salud", ha aseverado Barajas.