El Gobierno de derecha en minoría, el ultraderechista Partido Popular Danés -su aliado externo- y los socialdemócratas acordaron en junio nuevas medidas restrictivas en el acceso a la nacionalidad, que incluían una ceremonia en los ayuntamientos en la que el solicitante debía firmar un documento respetando la Constitución.
La decisión de las autoridades suizas el mes pasado de negar la nacionalidad a una pareja de musulmanes por rechazar la mano a los funcionarios del sexo contrario que los entrevistaban hizo que los "populares" (DF, por sus siglas en danés) y los conservadores -una de las tres fuerzas del Ejecutivo- propusieran modificar el acuerdo.
La ministra de Integración, la liberal Inger Støjberg, anunció el pasado fin de semana un cambio legal que obliga a que en la ceremonia haya "uno o varios representantes municipales que se encuentren cara o cara con los participantes y les den la mano".
El apretón de manos expresaría "un respeto especial por la sociedad danesa" y señalaría "que se han asumido los valores daneses", según el texto provisional.
"Para mí es una cuestión de mostrar respeto por el país que se ha elegido. Nadie obliga a nadie a ser ciudadano danés. Cuando se quiere serlo, también hay que tomar un conjunto de valores. Y queremos hacerlo a través de una ceremonia", dijo Støjberg al diario conservador Jyllands-Posten.
La propuesta ha provocado protestas públicas de alcaldes de varios partidos, incluidos de las formaciones que integran la coalición de gobierno. "Varios me han preguntado: '¿Y se te mandan a la cárcel por negarte?' Pues voy.
Normalmente, en un caso así, deberían multarte, pero yo pagaría con gusto las multas", ha dicho Ole Bjørstop, alcalde socialdemócrata de Ishøj, suburbio de Copenhague.
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