Hoy se celebra el Día Internacional de la Juventud. Así lo decidió la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo las recomendaciones de la Conferencia Mundial de Ministros de la Juventud, celebrada en Lisboa en 1999.

Este año, con el desafío mundial de una crisis sanitaria de por medio, la ONU ha decidido dedicar la jornada a fomentar el compromiso de los jóvenes con su comunidad. El organismo internacional utilizará el día de hoy para "celebrar y dar voz a la juventud, sus acciones y sus iniciativas", tal y como expresa en su página web.

En los últimos meses, algunos jóvenes han aprovechado el confinamiento para dar vida a proyectos que tenían en mente, como es el caso del joven ingeniero de caminos Nacho Zaballos, que ha dado trabajo a 120 repartidores con su empresa de arroces a domicilio. También contribuyó a ayudar Sergi Penalba que, durante el estado de alarma, transformó la empresa familiar para ayudar al personal sanitario; o los hermanos Sánchez, que también pusieron los recursos de su negocio al servicio del bien común.

Sergi Penalba Oriola: de fabricar sábanas a mascarillas

Cuando comenzó el confinamiento, mientras la mayoría de los jóvenes del país explotaban Netflix, Sergi Penalba Oriola (24 años) encontró la forma de salvar el negocio familiar: transformar la fábrica de sábanas para coser mascarillas.

En aquel entonces, la empresa se dedicaba al sector téxtil, a la fabricación de protectores de colchones y sábanas, entre otras cosas. Sin embargo, la demanda de estos productos "cayó en picado", asegura el joven. Por eso, "se me ocurrió la idea de reconvertir toda la empresa, comprar nueva maquinaria y aprender sobre nuevos tejidos" para poder fabricar mascarillas, que tras conseguir los permisos necesarios, suministraban a los hospitales de la Comunidad Valenciana.

Sin embargo, esto fue solo el principio. Ante la escasez de mascarillas en la población, el joven, graduado en Administración y Dirección de Empresas, decidió dar un paso más y abrir una página web para vender el nuevo producto. Tras dos semanas de duro trabajo en la creación del sitio web Mascarata, el mismo día que lanzó el portal, se hizo viral registrando más de 1.000 pedidos en las primeras 24 horas: "Fue una locura", recuerda.

Dado el éxito de su primer proyecto, y motivado por su faceta como fotógrafo, Penalba también dedicó el confinamiento a la creación de un nuevo concepto de agencia de publicidad y marketing. Con ella, el joven valenciano ofrecía a las empresas la posibilidad de continuar con sus campañas de verano, a pesar de las restricciones de movilidad. ¿Cómo? A través del contacto con fotógrafos y videógrafos de diferentes partes del mundo, como Hawai y Hong Kong.

Nacho Zaballos: el arroz también puede crear empleo

La venta del papel higiénico no fue lo único que aumentó en el confinamiento, también lo hicieron las comidas a domicilio. Por este motivo, Nacho Zaballos se animó a llevar a cabo una idea en la que llevaba pensando mucho tiempo.

"En mi casa todos los domingos pedimos arroces a domicilio y siempre me ha tocado a mí ir a recogerlos y, después de comer, ir a devolver la paella", explica a laSexta.com el joven de 27 años. Para reducir el gasto de tiempo y también las emisiones de CO2, Zaballos creó Tu arrocero, una empresa que se encarga de gestionar los pedidos de arroces a restaurantes recogiendo, limpiando y devolviendo los paelleros, sin que suponga un aumento del precio para el cliente.

En marzo "empezamos a tener una demanda brutal que nos obligó a los propios socios a repartir pedidos los domingos", cuenta el creador. Tan grande fue el éxito que la empresa de Zaballos emplea actualmente a 120 repartidores y está en proceso de expansión. Además de repartir en Valencia, también prestan servicio en Alicante y Castellón, y están a punto de aterrizar en Madrid y Barcelona.

Además, en su preocupación por cuidar el medio ambiente y reducir las emisiones de CO2, la empresa está trabajando en un prototipo para poder llevar los arroces en bicicletas y motos.

Los hermanos Sánchez: solidaridad entre carrozas

Rafael (26 años) e Iris (22), los hermanos Sánchez, se dedicaban a la construcción de carrozas para las fiestas de la Magdalena de Castellón. Pero tras sufrir grandes pérdidas por la cancelación de las fiestas tradicionales, decidieron aportar sus impresoras 3D al movimiento 'coronavirus makers' y fabricar viseras para el personal sanitario.

Las viseras, colocadas en un acople de plástico, podían utilizarse como mascarillas para las personas que luchaban contra el coronavirus en primera persona. De esta forma, ayudaron a hacer frente a la escasez de material con el que contaban los hospitales y centros de salud al inicio de la pandemia.

Desde la segunda línea de combate, en sus casas, ni Sergi ni Nacho ni los hermanos Sánchez se quedaron con los brazos cruzados y decidieron ayudar con su faceta emprendedora en medio de la crisis sanitaria más grave sufrida en las últimas décadas.