Este último año se han vendido más de 13 millones de croquetas ultracongeladas. Con motivo del Día Internacional de la Croqueta, recordamos el reportaje de Equipo de Investigación en el que el equipo de Gloria Serra habla con Gemma del Caño, la creadora de 139 variedades de croquetas industriales de calidad gourmet.

¿Es fácil distinguir una croqueta casera de otra congelada? "Para el consumidor medio, no", asegura del Caño (experta en I+D en la industria alimentaria), pero aquí resaltamos algunas características que nos pueden ayudar a diferenciarlas.

La forma de la croqueta: si acaba en pico donde queda la bechamel y es redonda tiene muchas papeletas para ser una croqueta industrial. Gemma del Caño nos muestra en el vídeo cómo al abrir con las manos una de estas croquetas se ven grumos, clara señal de que ha estado congelada. Además, la experta desvela que una croqueta de jamón, por ejemplo, debería tener un 16, o 18 por ciento, de jamón y resalta que las industriales suelen venir con una cantidad menor.

Una pista más: si es crujiente por fuera, puede ser una clara señal de que sí es una croqueta casera.

Pero ¿es toda croqueta, por el hecho de ser casera, buena? Gemma responde: "El consumidor necesita saber que está comiendo algo casero, porque el congelado o las cosas industriales tienen mal nombre". Y añade: "Si hacemos una croqueta casera con unos ingredientes incorrectos va a ser igual de mala que una croqueta mala industrial".

Comparamos el valor nutricional de una croqueta casera y una industrial

Equipo de Investigación aprovechaba también para comparar con la nutricionista Irene Cañadas el valor nutricional de la croqueta casera y la industrial. Aquí, todo cuenta: sus ingredientes, el rebozado, las calorías y la forma de cocinarla. El resultado sorprende tanto como sube su valor en el mercado: cada vez más empresas elaboran croquetas gourmet a gran escala. Lo vemos en el siguiente vídeo.