Hace 9 años, la ONU designó el 30 de julio como El Día Internacional de la Amistad. No obstante, esta conmemoración empezó a gestarse mucho antes, en 1958, gracias al doctor paraguayo Ramón Artemio Bracho. La idea surgió tras una breve reunión celebrada el Día Mundial del Árbol. Por aquel entonces, ya existían multitud de homenajes: a los padres, a las madres, a la salud… Y Bracho se preguntó: ¿por qué no hacerle un hueco a la amistad?

Hubo que organizarse para llevar esta iniciativa a cabo. El germen de 1958 dio pie a la creación de la Cruzada Mundial de la Amistad, una organización que vela por la buena relación de los pueblos a lo largo del globo. Como explicaba su fundador en una reunión con el presidente de Paraguay antes de hacer la propuesta a la ONU: "Tanta falta hace [este día]. Cuántas cosas se pueden evitar, cuántas amenazas con bombas atómicas".

La UNESCO tomó el relevo de esta iniciativa en 1997, pero no la materializó con la creación de un día específico para la amistad, sino que incluyó un nuevo tema a tratar en la ONU: "la Cultura de Paz". Según las Naciones Unidas, a raíz de la solicitud de la UNESCO, se establecieron "ocho líneas de acción que las naciones, organismos y personas pueden emprender para que prevalezca una cultura de paz".

La Cruzada Mundial de la Amistad todavía era ajena a estos movimientos, pero había sido capaz de movilizar a cuatro emisoras de radio de alcance mundial: KGEI, de Estados Unidos; Radio Nederland, de Holanda; Radio Suecia, de Estocolmo, y Radio Canadá Internacional. De este modo, la idea comenzó a expandirse como la pólvora por países de todo el planeta, desde Estados Unidos hasta Japón. La propia Reina Sofía felicitó en 2009 a Bracho por su labor en la gestión de este día internacional. Habían pasado 51 años desde que comenzara todo, pero la iniciativa estaba dando sus frutos.

Cómo nació el Día Internacional de la Amistad

Artemio Bracho apenas tenía 33 años cuando decidió poner este proyecto en marcha. Trabajaba como director del Instituto de Prevención Social de Paraguay y, durante el 20 de junio de 1958, estuvo en su consultorio del hospital, rememorando lo que había hecho la noche anterior. Se había reunido en el club social de Puerto Pinasco con unos amigos, con los que había debatido sobre el Día Mundial del Árbol.

En esa conversación, como explica el propio Bracho, sintió una punzada "tanto en la mente como el corazón", y se preguntó por qué la amistad "siendo un sentimiento tan sublime y hermoso" no tenía una fecha de celebración. Le parecía una "idea extraordinaria" movilizarse para lograr ese objetivo, hasta el punto que ese mismo 20 de junio se lo contó a su mujer, quien le animó a propulsar la iniciativa.

Bracho, ante su cargo de responsabilidad, era un hombre de influencia en la capital paraguaya. Sin apenas esfuerzo reunió a varios cargos importantes de multitud de sectores, desde la medicina hasta la justicia, incluyendo al propio presidente del Club Social —quien, a su vez, conocía a más personalidades—. A raíz de ahí se creó la Cruzada Mundial de la Amistad, que fue paulatinamente cumpliendo sus objetivos. En 1964 lograron que se aprobara este día en Paraguay, aunque su mayor logro se materializó en 2011, con el visto bueno de la ONU. Tras más de 50 años, lo había conseguido: la amistad contaba con su propio día a nivel mundial, en un esfuerzo por fortalecer la solidaridad y la confianza entre las naciones.