La Policía Nacional ha detenido al líder de una comunidad espiritual en Albanilla, Murcia, que utilizaba diferentes técnicas de manipulación coercitiva y suministraba sustancias psicoactivas peligrosas para la salud para manipular las voluntades de sus seguidores con fines económicos y de poder.

El cabecilla, que se autodenominaba 'Trascendencia Total', presidía ceremonias y retiros en los que se suministraban estas sustancias, algunas de las cuales contenían 2mercurio purificado" y otras sustancias tóxicas.

La secta, denominada Fundación, operaba en una finca de unos 100.000 metros cuadrados en la localidad murciana desde hace 15 años. Dentro del terreno, la comunidad cuenta con casas cueva, un albergue, búnkeres, templos y laboratorios.

En estos últimos se practicaba la alquimia. El detenido trataba de elaborar una sustancia llamada "mercurio purificado" que podría tener efectos energizantes y vitalizadores.

Los seguidores eran quienes realizaban este proceso, y empezaron a manifestar problemas de salud por la neurotoxicidad del mercurio.

Además, los residuos que se generaban en estos laboratorios eran enterrados en una fosa séptica, en una práctica totalmente tóxica para el medioambiente.

Voto de silencio y un séquito de mujeres

El líder pasaba largos periodos de tiempo encerrado en su casa cueva, donde muchas veces mantenía voto de silencio. En este habitáculo estaba acompañado de varias mujeres que le asistían y se entregaban a sus decisiones.

A estas mujeres, que en muchos casos habían abandonado la relación con sus familias y amigos, se las denominaba "renunciantes".

El hombre ha sido detenido y ha ingresado en prisión provisional como presunto autor de delitos contra la salud pública, contra el medioambiente, contra los derechos de los trabajadores, contra la integridad moral y asociación ilícita. Por ahora no ha hablado ante el juez porque mantiene su voto de silencio.

Así se financiaba la secta

La Fundación se financiaba con donaciones de los asistentes a los retiros y las actividades y los aportes económicos de los adeptos, que además trabajaban para el líder en largas jornadas de trabajo.

También contaba con la colaboración de una mercantil que elaboraba "elixires" que vendían en herbolarios, online y en la propia Fundación.