Según informa el instituto armado en una nota, la cocaína estaba dentro de unas cápsulas escondidas en los pétalos de los claveles, que se inspeccionaron al sospechar de una partida comercial procedente de Ecuador que declaraba contener flores frescas.
En las comprobaciones que se practican habitualmente sobre las empresas receptoras de mercancías de España, llamó la atención de los agentes la corta trayectoria de la empresa a la que iban destinadas las flores y el volumen de tráfico que tenía, por lo que se estrechó la vigilancia sobre el punto de recepción y el administrador de la misma.
Tras llegar a España y con la oportuna autorización judicial, se sometió a control la entrega de las flores y se detuvo a los receptores de la partida, una mujer de origen colombiano y un hombre de nacionalidad española.
Una vez analizadas las flores se descubrió que la droga estaba oculta entre los pétalos de los claveles en el interior de miles de cápsulas aceradas de color rojo, que pasaban totalmente desapercibidas a la vista. La partida comercial, de 879 kilos de peso, procedía de Quito y declaraba contener 120 kilos de rosas y 750 de claveles. La droga iba oculta sólo en los claveles, donde se camuflaba mejor.