Las cámaras del Metro de Madrid graban una imagen dantesca: una pareja discute en un pasillo de una estación. Él se acerca y la agarra de la mandíbula. La joven se aparta y él hombre reacciona golpeándola en el brazo. Ella hace un gesto de incredulidad. De nuevo, toque en la barbilla, se acalora la discusión y cuando ella decide moverse, él la agarra por el cuello para retenerla.

Aparece en escena un vigilante alertado por una pareja que lo ve todo desde el andén que está justo enfrente. Deciden intervenir. La joven está llorando y se ofrecen a acompañarla a denunciar lo sucedido. Tiene testigos y pruebas: la cámara que señalan y que lo ha grabado todo.

Pero la víctima no quiere denunciar, a pesar de que, con ellos delante, siguen discutiendo, con zarandeos y empujones. Se acaban marchando sin que el vigilante intervenga ni aparezca la Policía.

Sin embargo, la chica que presencia lo ocurrido quiere denunciar y lo acaba haciendo en Twitter ya que acude a una comisaría y le dicen que no puede denunciar sin los datos del presunto agresor. Su historia de impotencia se hace viral y seis días después, la policía detiene finalmente al hombre.