La Policía Nacional ha detenido a 40 personas, 34 de ellas menores de edad, por presuntamente distribuir pornografía infantil en una red social. Gran parte de estos menores intercambiaban el material "por simple divertimento, sin ser conscientes de la extrema gravedad" de los hechos, de acuerdo con el cuerpo policial.

Según explica una portavoz de la Policía, los propios menores decían que "les parecía algo divertido" a pesar de tratarse de contenido "muy violento" y "atroz", entre el que los agentes se han encontrado incluso con imágenes de violaciones a bebés o una agresión a una niña de dos años.

La investigación, coordinada por la Unidad Central de Ciberdelincuencia, en colaboración con el Homeland Security Investigations de la Embajada de Estados Unidos, comenzó cuando agentes españoles recibieron información del Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de EEUU sobre delitos de prostitución y corrupción de menores.

Asimismo, se pusieron en conocimiento de la Policía Nacional presuntos delitos a través de una red social por parte de usuarios españoles. La propia plataforma denunció que varios usuarios de la app en España habían compartido "material audiovisual inequívoco de explotación sexual infantil".

A raíz de las denuncias analizadas, se identificó a 51 personas, 45 de ellas menores de edad. De estas, siete carecían de responsabilidad penal al ser menores de 14 años cuando compartieron el material ilegal. Finalmente, fueron detenidas 40 personas en 16 provincias españolas diferentes.

¿Qué ha fallado?

Tras analizar el material intervenido en los registros domiciliarios y a raíz de las manifestaciones de los propios menores, los agentes constataron que gran parte de ellos intercambiaban el material ilegal "por simple divertimento". "A ellos les parecía divertido, gracioso. Ese es el problema que estamos viendo en los jóvenes", afirman desde la Policía.

¿Qué ha fallado para que estos menores se tomasen algo así a broma? Para los expertos, la accesibilidad de este tipo de contenido y la falta de empatía a la hora de compartirlo deriva en estos comportamientos tan preocupantes.

En este sentido, la abogada de la Fundación ANAR Marta Fresnillo afirma que "la culpa es de falta de control". "Ahí también los padres tenemos que hacer un ejercicio de que los niños no pueden tener ese acceso libre", asevera.

Por su parte, para la psicóloga Elena Calvo "el fallo es tanto de la educación sexual como en la educación de valores", en un momento en que, además, los jóvenes están cada vez más "acostumbrados a ver las cosas desde la pantalla".