El revisor de un tren que venía de Chamartín se encontró, a la altura del Escorial, con un menor de 10 años que estaba huía de su casa en Madrid. Estaba solo, desorientado y asustado por lo que avisan a las autoridades de Ávila, destino del trayecto. La policía de la ciudad lo recogen y se hacen cargo de él al pensar que era un niño perdido.

Los agentes localizaron a la familia que emprendieron el camino para buscar a su hijo. Sin embargo, al preguntar al pequeño la razón que lo había llevado hasta allí el menor les responde que sus padres les pegan "con el cinturón y el cable del cargador". De hecho, les asegura tener miedo de que fueran a buscarlo.

Cuando los padres llegan a Ávila para recoger al chico, lo hacen con la hermana de 13 años, que sin a penas ser cuestionada por los agentes sobre la declaración previa del pequeño la confirma con naturalidad. La misma que muestran los padres al asegurar que es su "forma de educar".

Tras ser detenida la pareja, el juez ha decretado su puesta en libertad con una orden de alejamiento a sus hijos, que se encuentran en un centro de menores.