El arresto en Utrera del sospechoso se ha producido a petición de las autoridades francesas, que tenían indicios de que el presunto autor de este crimen ocurrido hace más de 20 años residía en España.

El cuerpo de la víctima apareció dentro de un baúl flotando en el río Sena, decapitado y parcialmente desmembrado, y en los plásticos que se encontraban dentro de él se localizaron muestras de ADN pertenecientes al exmarido de la víctima, lo que le convirtió en el principal sospechoso del crimen.

Tras la solicitud de colaboración de las autoridades francesas, los agentes españoles descubrieron que el hombre se escondía en la ciudad sevillana de Utrera, aunque localizarlo fue muy complicado debido a las grandes medidas de seguridad que tomaba: salía muy poco de casa y recibía ropa y dinero por correo que le remitían sus familiares desde Valencia y Madrid.

La Policía montó varios dispositivos de vigilancia y finalmente el hombre fue detenido y puesto a disposición judicial. En ese momento se comprobó que también estaba reclamado por un juzgado de Almería por un delito de tráfico de drogas.