Valentín tiene 32 años y ha asistido a un taller exclusivo para hombres con el objetivo de reaprender. "Un popurrí de tantra, clown, laboratorio de teatro y círculos de hombres", explica a laSexta. Pero no es ninguna de estas temáticas que allí se imparten las que importan.

La razón: a este espacio van hombres que quieren romper con lo establecido, que quieren despegarse de los clichés asociados a su género. "No dudé ni un segundo: tenía que estar aquí", cuenta Valentín. Otros hombres y él están allí para romper con los patrones tóxicos y machistas, según dicen, asimilidados por el hombre desde niño.

Lo hacen a través de diferentes mecánicas, actividades y talleres; también, "a través de las emociones, de la templanza, de la no violencia", detalla otro de los hombres asistentes al taller, y añade: "Acudir a este espacio me permite aprender, coger inspiración". Para participar, la única condición es serlo y querer rencontrarse.

"Aceptar que, yo como hombre, puedo sentir, percibir y pensar de una forma concreta. La libertad que tengo de elegirlo es lo que me hace más hombre", afirman. Se refieren a la libertad de contar aquello que hasta ahora pensaban que debían callar 'por ser hombres'.

Por ejemplo, las cosas que les hacen mostrarse vulnerables, las cosas que tienen guardadas y que, en entornos 'normales', no se pueden compartir con otros hombres. Todo, con el objetivo de quitarse máscaras, conectar con la vulnerabilidad, poder mostrarla y conectar con su propia esencia. Y, sobre todo, de desaprender conductas tóxicas para por fin entender que cualquier persona es mucho más que lo que digan de su género.