Con la llegada de las altas temperaturas los aires acondicionados están trabajando más de lo normal, así lo refleja el gasto energético.

A las 10 de la noche del jueves superábamos en un 12% el consumo de la misma hora del jueves pasado.

Ojo a la hora de utilizarlos: poner la temperatura demasiado baja no enfría antes la casa, ya que cuando alcanzan la temperatura indicada, se paran además de generar mayor gasto energético.

Lo mismo ocurre cuando usamos los ventiladores para mantener más frescas las habitaciones, un error común ya que actúan directamente sobre nuestra piel y sobre nuestra temperatura corporal, no sobre la estancia.

También existen otros falsos mitos como que con un buen remojón de agua fría se nos quitará el calor. Algo erróneo ya que lo que verdaderamente ocurrirá es que reactivará el gasto energético y provocará que sintamos calor antes.

Igual que si nos duchamos nada más llegar a casa tras estar en la calle. Si todavía estamos sudando el agua puede aumentar la sensación de calor, agobio y reactivar el gasto energético.

Tampoco es cierto que cuanto menos ropa, menos calor. La ropa nos ayuda a aislarnos del calor y protege nuestra piel del sol.

Respecto a los abanicos, que pueden parecer inofensivos, el mover muy rápido el brazo para hacer que nos llegue más aire hace que se consuman más calorías que incrementan una vez más el calor.

Por último, una práctica habitual pero errónea es beber líquidos congelados para enfriarnos. Nuestro cuerpo reaccionará bajando repentinamente de temperatura y tendrá que trabajar más para recuperar la habitual.