En Seúl, Corea del Sur, miles de mujeres se han reunido para protestar una vez más contra las cámaras ocultas en espacios públicos que graban con el fin de distribuir pornografía.

El último caso en el país ha sacado a la luz que una red de 30 hoteles tenía cámaras escondidas en sus habitaciones. Estas grababan todo el día y retransmitían en directo las imágenes en una web porno con más de 4.000 miembros registrados, según ha informado la CNN.

Las pequeñas cámaras, que a veces no superan ni el tamaño de una uña y cuyas ventas van en aumento, se colocaban dentro de los televisores o enchufes para después vender el contenido grabado, en el que aparecen mayoritariamente mujeres.

En 2018, casi 1.600 huéspedes de estos hoteles fueron víctimas de una red ilegal de cámaras espía. No obstante, estos dispositivos también se suelen colocar en la calle o en baños públicos para grabar escenas íntimas, por lo que la cifra de afectados aumenta. De hecho, en 2017 se denunciaron a la policía más de 6.400 casos.

Pese a que el país está luchando para contener este tipo de crímenes, pues Seúl creó un escuadrón de mujeres para limpiar los aseos públicos, la mayoría de los ciudadanos ven estas respuestas muy superficiales a un problema social muy grave.