La Policía Nacional, en una operación conjunta con funcionarios de la Agencia Tributaria, ha dado por desarticulado un grupo dedicado al tráfico internacional de estupefacientes, en el marco de una intervención en la que, además, han sido incautadas 2,7 toneladas de hachís y dos armas de guerra, y se ha arrestado a siete personas en las provincias de Málaga y Cádiz.

Tres de dichas personas habían sido objeto de investigaciones previas relacionadas con el tráfico de drogas, y otra de ellas está condenada en Francia a 19 años de prisión, según detallan la Policía y la Agencia Tributaria en un comunicado conjunto. Presuntamente, estas personas introducían en España mediante embarcaciones de recreo cocaína procedente de Sudamérica y hachís originario del Reino de Marruecos.

Para esconder la droga, contaban con un domicilio de seguridad dotado de un sótano y ubicado en Benajarafe (Málaga), lugar donde, además del hachís, se han localizado dos subfusiles, dos pistolas y 4.465 euros en efectivo.

La operación comenzó cuando se tuvo conocimiento de la presencia, en la provincia de Málaga, de una organización especializada en la introducción en España mediante embarcaciones de recreo de importantes cantidades de cocaína procedente de Sudamérica y de hachís transportado desde las costas marroquíes.

Con las primeras pesquisas, los agentes detectaron en el Puerto de Alcaidesa, ubicado en el municipio gaditano de La Línea de la Concepción, un velero que estaba siendo utilizado por la organización con el objeto de transportar el estupefaciente hasta España. De esta forma, se estableció una conexión entre los líderes de la organización, dos ciudadanos franceses afincados en Marbella (Málaga), y un individuo de nacionalidad española marinero de profesión y propietario de la embarcación desde mediados de 2017.

Avanzadas las investigaciones, se supo que, a finales del mes de diciembre, tenían la intención de realizar un viaje a Sudamérica para recibir una importante cantidad de cocaína que sería introducida en España. Este propósito se vio frustrado por "problemas técnicos" que obligaron a la tripulación del velero investigado a dirigirse al Puerto de Rabat (Marruecos) para reparar la embarcación.

Durante el tiempo que el capitán y el tripulante del velero permanecieron en territorio marroquí, los agentes localizaron una vivienda en la localidad malagueña de Benajarafe --donde el líder del grupo acudía con frecuencia-- que era utilizada por la organización como "guardería" de la droga antes de su distribución a escala internacional.