El presente de la playa de El Pozuelo, en Albuñol se compone de escombros, cañaveras, plásticos y basura a granel. En el pasado, estaba cubierta de hasta 25 hectáreas de invernaderos de judías y tomates levantados hace 30 años en un delta de tierra robado al mar. Su futuro pasa por ser el mismo terreno dedicado a una playa de disfrute público.
Pero la situación de gravedad que vive esta zona tiene especial importancia en la actualidad. ¿Por qué? No hay tomates ni playa; solo basura. Escombros traídos por el mar y el hombre. Los trabajos de derribo empezaron hace cuatro meses. Dirección Provincial de Costas limpió -metafóricamente, claro- tres hectáreas de invernaderos.
"No vivimos ni dormimos porque tenemos aquí el pan que llevamos a nuestros niños", cuenta José Andrés Montes, portavoz de La Plataforma de Agricultores de La Rábita. Aún quedan 22, y esas familias aún tienen esperanza en que pare el derribo porque estas tierras les dan 250 puestos de trabajo, y cinco millones de beneficios al año. El Ayuntamiento quiere que Costas cumpla el acuerdo que han firmado.
"Esa recuperación de dominio público no está llegando a su fin porque requiere un proyecto de recuperación medioambiental, que es lo que el Ayuntamiento ha solicitado de forma reiterada durante estos últimos años", asegura María José Sánchez, alcaldesa de Albuñol. Costas dice que es cuestión de tiempo, que el proyecto está diseñado y que en seis meses toda esa zona será tierra mojada.