La luz del helicóptero de la Policía volvía a poner foco sobre la valla de Melilla. Más de 250 inmigrantes intentaban cruzarla en el paso de Beni Enzar aprovechando el cambio de turno de los agentes que vigilan la zona. Al menos diez lo han conseguido y cinco de ellos han tenido que ser atendidos en el hospital por pequeñas fracturas y lesiones provocadas por el largo viaje y el salto a la valla.

Mientras, 30 de sus compañeros han permanecido encaramados a la valla aferrados con uñas y dientes a los hierros y las farolas. Saben que solo tendrán una opción si consiguen llegar al CETI pero los agentes impiden que pisen libremente suelo español. Algunas de las ONG presentes en la zona denuncian que se han vuelto a producir devoluciones en caliente.

Ni siquiera las autoridades parecen estar de acuerdo en donde están la línea que marca territorio español y territorio marroquí: “La Policía Nacional y la Guardia Civil están allí sin saber dónde empieza y dónde termina el territorio español y debería aclararse esta situación con protocolos” explica Serafín Giraldo, portavoz de UFP.

El diputado de Amaiur, Jon Iñarritu, estaba por la zona interesándose por la situación de los inmigrantes y ha sido testigo de la desesperación de estos jóvenes subsaharianos hasta que un centenar de agentes le obligaron a abandonar la zona junto periodistas y ONG: “Vi como alguno de los jóvenes bajaban incluso como alguno era sacado y algunos eran introducidos en ambulancias porque estaban heridos”.

Pero el tiempo pasa y el cansancio se hace evidente y la Policía intenta bajarlos con la ayuda de los bomberos sin éxito. Algunos empiezan a bajar por su propio pie agotados mientras otros resisten.