Jaime Osuna, de 31 años, ha sido acusado de decapitar a su compañero de celda, Luis Romero, en la prisión de Corcoran, EEUU. Antes de asesinarlo, mientras seguía vivo, procedió a arrancarle un ojo, un dedo, y parte de un pulmón.

Usaría un objeto afilado envuelto en una cuerda para cortarlo de forma repetida durante esa noche, y el cuerpo fue descubierto por los guardias a la mañana siguiente.

Los fiscales han declarado que la víctima habría estado viva durante parte del ataque. Phil Esbenshade, fiscal del distrito, lo ha descrito como "el caso más espantoso" que ha visto.

Osuna ha sido acusado de asesinato, caos, posesión de armas y tortura, ésta última porque "actuó con la intención de causar un dolor y un sufrimineto extremos y crueles con el propósito de venganza, extorsión, persuasión y un propósito sádico".

Aunque negó todos los cargos por los que se le acusa, todos los factores de la investigación apuntan a lo contrario. Además, ya cuenta con antecedentes; en 2017, fue encarcelado tras admitir matar a Miss Pena, cuando encontraron el cuerpo de la mujer amordazado en un motel con cuchillos que sobresalían de su espalda.

Hoy se enfrenta a una pena de cadena perpetua tras escapar de la pena de muerte al llegar a un acuerdo con los fiscales.