En el último CIS un 77% se mostraba a favor de una ley que regule una muerte digna. Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo son los tres estados de la Unión Europea donde la eutanasia es legal.

A nivel mundial se suman Colombia y Canadá y próximamente Australia, que en 2019 también pondrá en marcha su legislación. De todos estos países Holanda fue el primero en sumarse a esta lista en 2002.

El suicidio asistido, aquel en el que el médico interviene únicamente para recetar la sustancia letal, está permitido en siete estados de Estados Unidos: Oregón, Washington, Montana, Vermont, Colorado, California y Hawái.

En Suiza, en determinadas circunstancias, tampoco se penaliza y, además, es el único país en el mundo que acepta que ciudadanos de otros puntos puedan desplazarse hasta aquí para realizar esta práctica. Es el caso del científico australiano David Goodall, que a sus 104 años viajó miles de kilómetros porque en su país no se lo permitían.

También existe una regulación parcial, como en Dinamarca y Alemania, donde los médicos tienen permitido dejar de suministrar el tratamiento o la alimentación al paciente.

En España, tanto la eutanasia como el suicidio asistido, se consideran delito. El código penal establece penas de hasta seis y diez años de prisión. Solo está permitida la sedación, un tratamiento prácticamente al final de la vida.

Según un informe de la UCO, uno de cada diez médicos reconoce haber ayudado a sus pacientes. La Ley de Muerte Digna aprobada por mayoría en el Congreso en 2018 nunca llegó a aprobarse en el Senado debido al adelanto de elecciones.