Acaba de poner un pie en su nuevo destino, A Coruña, recién cerrado su expediente por, presuntamente, echar el tarot en Lugo, su caso en la prensa.

Y nada más aterrizar proliferan unas octavillas presuntamente anunciando sus servicios. Ella lo niega. Dice que es su asistente el tarotista y que ella sólo ayuda. El Consejo General del Poder Judicial no encontró pruebas de que mintiera y se lucrara y se libró de sanción por una incompatibilidad que está bien definida en el ordenamiento. Pero un equipo de laSexta la graba ejerciendo de pitonisa. Arriesgándose a pesar de que las polémicas se le amontonan.

Desde el 15 de julio en un nuevo puesto, titular de el Juzgado de Violencia contra la mujer de A Coruña. Toda una responsabilidad, pues así califica ella muchas de las denuncias: "Una cantidad de ridiculeces que considero innombrables; mujeres que vienen porque se les ha dado un mensajito en el móvil, a las que, en un calentón, les han podido decir una palabra más alta que otra, mujeres que les pegan a ellos, gente que se cree que esto es el divorcio exprés". Asociaciones feministas consideran sus palabras inadmisibles.

El Poder Judicial alega que tiene una gran formación, y la antigüedad adecuada. Su expediente académico es brillante pero su historial de salidas de tono también. Cuando estaba en Las Palmas la suspendieron seis meses por hacer de stripper, también por fumar y llevar un gato al juzgado.

El último escollo un nuevo expediente por intentar conceder indultos parciales a tres presos, algo fuera de sus competencias. "Si un juez concede indultos, puede incurrir una falta disciplinaria muy grave", explica Ignacio González, de Jueces para la Democracia.

De confirmarse, podría ser el fin de su carrera judicial.