La policía de Pensilvana se dispone a detener a un hombre, Daniel Clary, tras dar positivo en tres test de alcoholemia. Daniel se revuelve y comienza un forcejeo con los agentes. Uno de los policías saca su pistola eléctrica mientras el otro trata de reducirlo, pero pierde el equilibrio y el sospechoso se escapa.

Daniel corre hasta su coche mientras recibe las descargas y cae en medio de la autopista. En mitad de la pelea se le cae la pistola que llevaba en la cintura, uno de los policías la ve, la coge y la desmonta, tirándola lejos. Los agentes no dudan en utilizar la fuerza y le propinan hasta diez puñetazos.

Pese a la paliza Daniel, logra levantarse y vuelve a correr hacia su coche, mete la mano por la ventanilla y coge una pistola. Dispara a los guardias: uno cae al suelo, el otro intercambia disparos con él, pero es alcanzado por una bala. El agresor se mete en su coche y escapa. El incidente ocurrió en Noviembre y ahora, este joven, Daniel Clary, de 22 años, ha sido juzgado y declarado culpable de dos intentos de homicidio.