Risas, baños, juegos, chiringuito... Llega el verano y la mayoría está deseando poder escapar unos días para disfrutar del mar. Pero, ¿qué ocurre cuando no transmite esa tranquilidad? ¿Y si el mar no suena igual para todos?

CEAR (la Comisión Española de Ayuda al Refugiado) repartió el año pasado unas caracolas por varias playas españolas. En ellas se escuchaba algo muy distinto: el sobrecogedor relato de aquellos que han arriesgado su vida en el mar huyendo de la pobreza o la guerra.

Para ellos, el océano suena distinto. "Es como estar perdida y no poder hacer nada", afirmaba emocionada Nahid. "Estuve llorando todo el viaje. Lo importante es no estar en ese lugar donde hay bombas, donde hay muertos", añadía Ash.

Este año, por desgracia, las muertes en el mar siguen aumentando y los refugiados siguen jugándose la vida para huir del horror. Por ello, y tras recibir un premio en el Festival de Cannes, CEAR relanza la campaña en varios cines españoles. Además, ha instalado en muchas de las salas las caracolas de audio.

"Entró agua... la mujer gritaba por su hijo y vi cómo se hundía"

Rashid, del Sahara Occidental, cruzó por Alhucemas en una barca de goma junto a ocho personas. Describe que en el centro de la barca había una mujer con su niño que se dedicaba a sacar el agua mientras los hombres remaban.

En un momento de la noche, "pasó un barco grande cerca y llenó la barca de agua, y el niño y la mujer comenzaron a gritar". Más tarde pasó otro barco y entró demasiada agua, entonces el patrón les dijo que se estaban hundiendo.

En ese momento, todos tuvieron que salir nadando, y cuenta que la mujer gritaba por su hijo y vio cómo se hundía. Después de mucho nadar, Rashid fue uno de los cuatro migrantes que consiguieron llegar vivos a tierra.

Son sólo algunos de los relatos que conforman la campaña 'El Otro Sonido del Mar'. Además, CEAR creó unas caracolas digitales, para que todo el mundo pueda ESCUCHAR AQUÍ LAS HISTORIAS COMPLETAS de estos migrantes y refugiados.