Metros y metros de cola para presentar la solicitud para acceder a una vivienda pública de alquiler. Este miércoles se acaba el plazo para presentarlo y algunos incluso han pasado aquí la noche para coger sitio.

Carlos es uno de los 30.000 aspirantes a las disputadas viviendas públicas de alquiler en Madrid y solo hay 288. "Me estoy muriendo de hambre. Cobro 380 euros de pensión", cuenta.

Carmen espera la cola que haga falta, porque a temporadas ha tenido que vivir con su familia en la calle. Una cola llena de historias de necesidad y ganas de independizarse, la de los que aspiran a viviendas públicas de alquiler.

Tienen entre uno y cuatro dormitorios, y cuestan entre 65 y 600 euros, dependiendo de los ingresos de cada adjudicatario. Están repartidas en distritos como Usera, Tetuán, Villaverde o Carabanchel.

Su demanda se ha disparado desde que el Ayuntamiento rebajó los niveles de renta, para que los colectivos más desfavorecidos también pudieran optar a estas casas.

"La Comunidad de Madrid no está haciendo convocatorias públicas", cuenta Francisco López, consejero delegado EMV. Falta mucha vivienda y las colas son cada vez más largas, porque al modificar este año el sistema de adjudicación muchos solicitantes han tenido que renovar datos en persona en estas oficinas de la empresa municipal de la vivienda. Llegar a la ventanilla y entregar este papel ha sido una auténtica hazaña.