La Ertzaintza ha conseguido reconstruir cómo fue el periplo de la mujer que secuestró al bebé en el hospital de Basurto (Bilbao) este jueves. Desde que salió del hospital, a las 21.00 horas, con el bebé en brazos, hasta que la detuvieron en un parque, ya sin el bebé, llorando en un banco con una amiga. Fue clave difundir su imagen y la implicación del entorno de la mujer.
Todo comienza con una imagen. Una cámara de seguridad capta a Mireia, pasadas las 21.00 horas, saliendo del hospital con una bolsa en la que presuntamente lleva al niño. Aún va vestida con indumentaria sanitaria. Su primera parada conocida es un portal de la calle Pérez Galdós, donde cambió su atuendo de sanitaria por una camiseta blanca y mallas estampadas. Otra cámara capta tres fotografías más ya con el nuevo look, que llegaron a manos de Ertzainza.
Después, la secuestradora se desplaza a una famarcia en la calle Alameda Rekalde. Ya son las 23.05 de la noche. Allí compra un biberón y leche para el bebé.
De ahí se va a casa de su amiga, en la calle Fika. Le cuenta que acaba de dar a luz y que está agotada. Se queda allí a pasar la noche. Llega a enviar vídeos y fotos a su entorno, en las que se ve al bebé en una caja de cartón y a ella misma preparándole la leche en una botella de agua mineral.
La Ertzainza, durante toda la noche, pidió ayuda a taxistas y repartidores para dar con ella. A las 6.38 de la mañana los agentes deciden publicar sus fotos para que toda la ciudadanía se despierte con su imagen. Piden la colaboración ciudadana para dar con "una mujer de mediana edad, de 1,60 de alto y con cabello largo y rizado".
Mireia se pone nerviosa. Poco después se dirige a un edificio cercano, donde abandona al bebé en un felpudo, llama al timbre y se va. Ya son las 8 de la mañana.Alicia abre la puerta de su casa y se encuentra al pequeño. Está bien.
Ahora falta dar con la secuestradora. Para ello, los agentes logran la colaboración de sus amigas. Tratan de tenderle una trampa, fingen una quedada con una de ellas, pero Mireia no accede. A las 10.30 horas la encuentran en un parque del barrio de Zorroza llorando.
Ahí acaba una farsa en la que había conseguido engañar incluso a su pareja, que cuenta a laSexta que creía que iba ser padre. Otra víctima más de esta historia y persecución surrealista, que se alargó durante más de 11 horas.