Una mujer estadounidense de 26 años ha desencadenado un contagio masivo Munich, Alemania, por una cadena de irresponsabilidades que ya han derivado en la realización de más de 700 PCR.

Para comprender la magnitud de la cadena, hay que prestar atención a cada uno de sus pasos. Todo comenzó a mediados de agosto, cuando la joven se fue de viaje a Grecia con unas amigas tras coger vacaciones en el bar que trabajaba, perteneciente a un hotel en el que se alojan militares estadounidenses.

Allí disfrutó de horas al sol, de comidas en restaurantes e incluso de noches de fiesta... y acabó contagiándose. Después volvió a Múnich, donde presentó el primer síntoma: dolor de garganta.

Tras ello, el día 8 de septiembre la joven se hizo el test. Estaba obligada a guardar cuarentena a la espera de los resultados, pero no lo hizo: la misma noche que se realizó la prueba, se fue de bares y discotecas por la ciudad, y al día siguiente también fue trabajar. Pocas horas después le dieron el resultado: era positivo.

La irresponsabilidad de la joven ha hecho que ya más de 700 personas hayan tenido que someterse al test, de las cuales, de momento, 22 han dado positivo. Todos ellos son militares estadounidenses. Además, el bar en el que trabajaba tendrá que cerrar durante dos semanas.

El jefe de Gobierno en Baviera ha confirmado que la Fiscalía acusa a la mujer de negligencia por saltarse la cuarentena, por lo que las noches de fiesta podrían salirle por una multa de 2.0000 euros.

Una pena que podría endurecerse en el caso de que alguno de los contagiados fallezca. De hecho, la joven podría ser acusada de homicidio imprudente, como ya sucedió con un caso similar en el norte del país.