Las dificultades económicas que afectan a gran parte de la población española y la escasa seguridad existente en las farmacias, han hecho que estos establecimientos se conviertan en un atractivo objetivo para pequeños saqueadores.

Algunas farmacias pueden llegar a perder hasta 900 euros al mes, como reconoce la farmacéutica María del Mar Massó. "A lo largo del mes, estos robos suponen casi el sueldo de un farmacéutico", dice.

El portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), José María Benito, afirma que uno de los efectos de la crisis es el incremento, "de forma considerable",  de "pequeños hurtos y pequeños robos en algunos establecimientos, sobretodo en farmacias".

Estos delincuentes son casi impunes ante la ley, porque no roban nada que supere los 300 euros para que en caso de ser descubiertos, sólo se les pueda acusar de haber cometido un hurto.