Los Mossos d'Esquadra hallaron el teléfono móvil de Pedro, víctima del conocido como 'crimen de la Guardia Urbana', en el armario de Rosa Peral, su pareja en el momento del asesinato y una de las principales acusadas del crimen.

Así lo ha indicado en el juicio el agente que dirigió la investigación, que también ha explicado que, cuando acudieron a su casa para comunicarle que habían encontrado el coche de Pedro calcinado, ella les mostró mensajes de Whatsapp con fecha posterior al crimen.

"Los mensajes que nos enseña Rosa la primera noche se han hecho desde ese teléfono. Y lo tiene Rosa. En el armario", ha detallado el jefe de homicidios de la región Metropolitana Sur de los Mossos.

En este sentido, el sargento ha precisado que durante el registro del domicilio de la acusada encontraron en el armario documentación de Pedro, así como su placa y su credencial. Junto a estos documentos había un teléfono que, según pudieron comprobar, pertenecía a la víctima.

Así, se sospecha que, tras el crimen, Peral usó el móvil de Pedro para fingir que seguía con vida, aunque su defensa asegura que lo hizo obligada por el otro acusado, Albert López, que era su amante y de quien dice que tenía miedo por su carácter violento.

Una llamada entre los acusados la noche del crimen

En su declaración ante la Audiencia de Barcelona, el agente también ha confirmado que encontraron cambios en la casa respecto a cómo era antes del crimen, al compararla con fotos del móvil de Peral tomadas un mes antes. "Una de las habitaciones estaba pintada y el sofá que había no coincidía", ha explicado, por lo que solicitaron registrar de nuevo esa estancia.

Por otra parte, el mosso ha contado que, en su primera declaración, López admitió que el 3 de mayo fue a comer a casa de Peral, que volvió por la noche y se quedó a dormir, lo que extrañó a los agentes al contraponerlo con la versión de ella: "La sensación que nos da al hablar con Rosa es que Pedro tenía que volver. Si se va el 2 de mayo, en algún momento tenía que volver. ¿Cómo es que Albert se queda a comer y a dormir?", ha indicado.

Cuando empezaron a sospechar de los acusados, los agentes pidieron intervenir sus móviles y el registro de sus llamadas. Los Mossos consideran que una llamada entre ambos acusados la noche del crimen, que duró cuatro minutos, fue la que hizo "desencadenar el plan" para matar a Pedro.